Monday, October 29, 2012


El muelle
Edgard Javier Ramos


Se levanta muy temprano, trabaja de noche y día, ya mismo voy para allá, para el muelle
en la Florida.
En la madrugada, antes que salga el sol, antes que me despierte, antes de
la clase de español.
El muelle está despierto, sin descanso, sin humor, listo para lo que traiga el día,
haya frío, o calor.
Este día es diferente, no como los demás, aunque la necesidad no es urgente, este
caballero va a surfear.
Y da la casualidad, esto es cierto, te lo juro. El muelle es la ola más brutal, que se debe
llamar "los tubos".
En la cresta de la ola, las lineas a una milla, el corazón saca sangre, para
bombear adrenalina.
Se está acercando, mis brazos remando y el muelle al lado mío, no lo puedo negar, se
me fué sin pensar, la ola que yo he querido.
Regresando, nadando, con el sol en mi espalda, cansado, pero no me retiro, el muelle al
lado, de momento he pensado, lo que aprendí cuando era un gremito.
Espera la última, ya tu verás, te darás la cura del siglo, nada más para allá, no te va pasar
nada, ya viene, y está de camino.
De momento, una ola, tan alta como un árbol, que el sol desaparece, y las nubes, las
alcanzo.

El tiempo se tornó lento, las gotas del agua como lentes al futuro, el muelle con una
sonrisa, porque me he curado bien duro.
La ola me lleva pa' lante, pa' arriba, pa' todos lados, las chicas me felicitan y los
chicos se ponen bravos.
Pero el muelle tienes sus trucos, formas de controlar mi manía, porque si no fuera
por lo que pasó, me quedaría el resto del día. 
Pense quedarme más tiempo, surfear más, y ser morón, pero el muelle me presentó
su mejor amigo, bienvenido el señor tiburón. 
Tan amable fue su amigo que me persigió por un buen rato, salí con una prisa, que me
deben llamar Edgard el gato.
Así que le dije adiós al muelle, que pase un buen rato, pero este caballero va surfear en
otro lado.   







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